El deseo de Sensini se desmoronó con la misma velocidad que el centro de Erviti tardó en llegar hasta las manos de Andújar. "Hay que salir a dominar desde el arranque", había dicho el técnico de Estudiantes, sí, pero lo único que dominó en La Plata fue la bronca por no poder ser lo que se había soñado. Iban apenas dos minutos cuando al arquero se le escapó la pelota, cuando Bustamante sacó un zurdazo impensado y cuando Banfield festejaba una ventaja demasiado veloz. Entonces, señores, hubo que remarla. Y aunque la Gata escribiera rápido un golazo para el 1-1 (gambeta a Bustos y derechazo cruzado), Estudiantes continuó igual: débil Matías Sánchez, con poca consistencia en el medio, jugando mano a mano en los laterales (Díaz perdió mucho con Bertolo) y apenas salvado por una Gata que insistía pese a que la mano volvió a verse torcida por ese desborde del ex Boca, el toque hacia atrás, la pifia de Barrales y el asalto goleador del lungo Civelli.
Estudiantes demostró anoche (en Rosario, con el 2-3 ante Central, también) que se mal acostumbró a ser el que propone, el que siempre juega, el equipo que más se desespera por acorralar a la victoria. En algún tiempo sabía refugiarse, esperar, entender que la pelota la podía tener el rival y su momento ya llegaría. Ahora, no: Banfield la manejó bastante bien con Erviti, Bertolo, y si no fuera por que a Raymonda le costó sacarse a un tipo de encima y Barrales no logró aguantar la bocha para que llegaran los de atrás, el equipo de Burruchaga podría haberle asestado algún arañazo más a este León vegetariano. A este León, se repite, que sin el balón, aunque con un hombre de más por la expulsión de Barraza, no comprendió cómo había que retroceder, cómo salir, cómo vivir (sobrevivir) en otra de esas noches que no se esperaba.
Sería una obviedad, aunque una certera obviedad, escribir que Estudiantes no sabe jugar sin Verón, y hasta le cuesta también hacerlo sin Benítez. Y eso que lo intentó: en el segundo tiempo Sensini metió a Moreno para administrar, a Salgueiro para abrir la cancha, a Galván para sorprender, pero no pasó nada. Un fuerte cabezazo de Boselli que Lucchetti tapó justo, y una media vuelta de la Gata que el arquero también abortó, fue lo único que pudo generar, amagar, mientras que los jugadores de Burruchaga se sentían cómodos (de nuevo con cuatro atrás, por el ingreso de Galarza) esperando, saliendo con Bertolo, finalmente alzando esta parda que les sabe a un negocio redondo para su mediato, necesitado futuro.
Los Goles
Estudiantes demostró anoche (en Rosario, con el 2-3 ante Central, también) que se mal acostumbró a ser el que propone, el que siempre juega, el equipo que más se desespera por acorralar a la victoria. En algún tiempo sabía refugiarse, esperar, entender que la pelota la podía tener el rival y su momento ya llegaría. Ahora, no: Banfield la manejó bastante bien con Erviti, Bertolo, y si no fuera por que a Raymonda le costó sacarse a un tipo de encima y Barrales no logró aguantar la bocha para que llegaran los de atrás, el equipo de Burruchaga podría haberle asestado algún arañazo más a este León vegetariano. A este León, se repite, que sin el balón, aunque con un hombre de más por la expulsión de Barraza, no comprendió cómo había que retroceder, cómo salir, cómo vivir (sobrevivir) en otra de esas noches que no se esperaba.
Sería una obviedad, aunque una certera obviedad, escribir que Estudiantes no sabe jugar sin Verón, y hasta le cuesta también hacerlo sin Benítez. Y eso que lo intentó: en el segundo tiempo Sensini metió a Moreno para administrar, a Salgueiro para abrir la cancha, a Galván para sorprender, pero no pasó nada. Un fuerte cabezazo de Boselli que Lucchetti tapó justo, y una media vuelta de la Gata que el arquero también abortó, fue lo único que pudo generar, amagar, mientras que los jugadores de Burruchaga se sentían cómodos (de nuevo con cuatro atrás, por el ingreso de Galarza) esperando, saliendo con Bertolo, finalmente alzando esta parda que les sabe a un negocio redondo para su mediato, necesitado futuro.
No está bien el equipo. Perdió solidez, estructura y aquello que le hizo ganar varios partidos hace un tiempo: el peso específico de conjunto. Y el contagio. El torneo pasado nomás, tenía una manera de llevar el partido que también demolía rivales (hasta con diez). Hoy lo sostienen sus individualidades (o algunas de ellas) y las ganas. La misión para Sensini, entonces, será recuperar una idea de juego con el torneo andando. Porque así de poco sirve tener delanteros encendidos si no se juega para ellos.
En fin, no es el arranque esperado pero tampoco se debe perder la paciencia. La Sudamericana con resultado abierto, el regreso de Verón y el poder de gol mostrado por la Gata y Boselli (ayer no tuvo suerte) trasladan la expectativa al miércoles. Hay mucho por hacer. Y por recorrer. Lo bueno, por ahora lo mejor de todo: hay con qué...
En fin, no es el arranque esperado pero tampoco se debe perder la paciencia. La Sudamericana con resultado abierto, el regreso de Verón y el poder de gol mostrado por la Gata y Boselli (ayer no tuvo suerte) trasladan la expectativa al miércoles. Hay mucho por hacer. Y por recorrer. Lo bueno, por ahora lo mejor de todo: hay con qué...
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