En Old Trafford, el equipo de Zubeldía, con hombría y coraje, empató 1 a 1 con el Manchester con gol de la Bruja Verón y se consagró campeón Intercontinental.
La noche del 16 de octubre de 1968 cambió la historia de Estudiantes para siempre. Y también del fútbol argentino. Ante 60 mil ingleses, y con todos los pronósticos en contra, el equipo de Osvaldo Zubeldía se plantó con valentía y coraje en el estadio Old Trafford y se coronó campeón Intercontinental.
El Pincha defendió con uñas y dientes la ventaja que había conseguido 21 días antes en la Bombonera, en el partido de ida. Jugó como un auténtico campeón, con autoridad y atrevimiento, y logró una hazaña jamás igualada: festejar en territorio inglés.
Aquel 25 de septiembre, Estudiantes ganó por 1 a 0, y sacó pasaje a la gloria. A los 28 minutos del primer tiempo Marcos Conigliaro saltó más alto que todos y convirtió de cabeza el gol del triunfo sobre el Manchester United, y que a la postre resultaría decisivo para conquistar el torneo de clubes más importante del mundo.
En Inglaterra el conjunto albirrojo jugó con el corazón caliente y la mente fría. Y a los 7 minutos Juan Ramón Verón consiguió el gol que cuarenta años después sigue siendo una leyenda. Fue un centro cruzado desde la izquierda y la Bruja cabeceó con los ojos bien abiertos, por el segundo palo, para poner la pelota lejos del alcance del inglés Stepney.
La tranquilidad y el aplomo de Estudiantes dejó en evidencia la desesperación del Manchester, que pese a contar con varios integrantes de la Selección inglesa campeona del mundo del ‘66, sólo pudo quebrar el arco del Flaco Poletti a los 44 minutos del segundo tiempo y con un gol en posición adelantada.
Poletti se atajó todo, Malbernat corrió y metió, Aguirre Suárez fue guapo en rodeo ajeno, Madero demostró toda su clase, Medina no le dio un metro de ventaja a George Best, Bilardo puso toda su inteligencia al servicio del equipo, Pachamé trabajó y ordenó, Togneri fue tesón y garra, Ribaudo movilidad y despliegue, Conigliaro pura fuerza y voluntad. Y Verón convirtió el gol más importante de su carrera. Y de la vida de Estudiantes.
Cuando el yugoslavo Zacevic marcó el final, los héros de Old Trafford corrieron y se abrazaron, aunque pocos entendieron entonces que semejante logro deportivo los convertiría en ídolos eternos.
La vuelta olímpica duró pocos minutos. Desde las tribunas del estadio tiraban de todo, especialmente monedazos. En La Plata las calles se inundaban de hinchas festejando la hazaña. En Manchester un grupo de valientes había escrito la página más gloriosa de la historia del club.
Héroes para toda la vida
A 40 años de hazaña conseguida por Estudiantes en Old Trafford, Juan Ramón Verón y Oscar “Cacho” Malbernat escribieron su nombre en la página de los consagrados.
El tiempo, en lugar de esfumar recuerdos parece reavivarlos a cada instante. Al menos eso ocurre año a año con esta fecha tan especial e importante de la historia de Estudiantes.
Cada vez parecen surgir nuevas anécdotas, el inicio de la charla para recordar el gigantesco logro de Estudiantes en Inglaterra siempre es disparador de una historia que puede variar en algún matiz, pero que el eje es siempre el mismo: la consagración del Pincha en el mundo.
Pueden Madero, Poletti, el Bocha Flores o Bilardo aportar lo suyo. También Pachamé o Conigliaro contarían su propia historia, pero como tantas otras veces, El Clásico compartió el encuentro de dos viejos amigos que hoy se encuentran día a día en su casa, en Estudiantes, en el country, en la sede, en cada uno de esos rincones que pisaron e hicieron suyos durante años.
Juan Ramón Verón, hoy directivo, y Oscar “Cacho” Malbernat trabajando para el crecimiento de un club que los tiene y los tendrá como héroes para toda la vida.
“Otra vez nosotros”, rompió el hielo el padre de la “Brujita”, en referencia al encuentro con el capitán de aquel equipo que comandaba Don Osvaldo Zubeldía. “Y qué querés, si somos los que mejor estamos”, retrucó con una sonrisa Malbernat.
Al ser consultados sobre el más fiel recuerdo que tienen de aquella noche de Manchester, cada uno tiene su particular visión.
Juan Ramón Verón: “No hay un recuerdo en particular, y a la vez hay un montón. Lo que fue la llegada al país, y mucho más lo que fue la llegada a la ciudad. Pero si me preguntás del partido en sí no tengo ninguna imagen en especial. Sí lo que nos esperó acá, de eso me acuerdo todo”.
Oscar Malbernat: “Yo me acuerdo que terminó el partido, que tuve que esquivar algunas monedas que nos tiraban los ingleses, y que de repente estabamos todos nosotros, solos, festejando dentro de un vestuario. Porque la Copa nos la dieron en el vestuario, nada de levantarla en el medio de la cancha y dar la vuelta olímpica allá. Eso se me viene a la mente, y también como dice Juan todo lo que fue la llegada acá”.
Parece que la cuestión de la soledad de ese plantel en Old Trafford no pasó desapercibida, porque está en cada uno de los relatos.
Oscar Malbernat: “Es que cuando decíamos solos es porque estábamos solos. Sin periodistas, sin más gente que la que acompañaba la delegación. Por eso yo digo que allá en Inglaterra no teníamos dimensión de lo que logramos, y que sí supimos lo que conseguimos cuando llegamos al país”.
Interrumpió Verón y dijo: “Pero viste que con el pasar de los años parece que todos estuvieron allá, porque uno te dice, que esto fue así o esto fue de otra manera por los comentarios. Pero nosotros sabemos quiénes estaban”.
Oscar Malbernat: “Cuando salimos de la cancha, llegamos a donde nos alojábamos que era a 20 kilómetros de Manchester, y nadie hablaba del partido, y como que pasó desapercibido. Después en Italia sí ya comenzamos a sentir comentarios, y desde acá nos contaban lo que estaba pasando en las calles de la ciudad. Después lo comprobamos nosotros. Fue una locura”.
Y respecto al recuerdo que tienen de Zubeldía, gran laboratorista de semejante logro, cada uno tiene su reflexión, pero siempre muy coincidente sobre la obsesión por el trabajo del técnico.
Juan Ramón Verón: “Me acuerdo que Don Osvaldo no te dejaba festejar, ni te dejaba relajarte. A nosotros nos ofrecían pasar por todos los programas, y él decía que por favor no nos inviten porque ya teníamos que estar pensando en lo que iba a venir, que era la competencia que estábamos jugando”.
“Zubeldía era eso. Una persona que no disfrutaba casi de los éxitos porque terminaba un partido o un campeonato y ya estaba pensando en mejorar lo que se había hecho. A cada uno de nosotros nos dejó enseñanzas para la vida, pero no sólo la deportiva. La vida”, remarcó “Cacho”.
Comentaban que no se acordaban mucho del partido con Manchester, y que son otras las imágenes que les viene a la cabeza. ¿Pero qué sentían en aquel momento de cada uno de los choques con Manchester?
Juan Ramón Verón: “Creo que siempre tuvimos el convencimiento de que podíamos quedarnos con la Copa. En Inglaterra estaban contentos con el resultado de acá, pero el grupo se sentía seguro de lo que se había logrado en La Bombonera. Después ayudó el gol rápido de allá, porque estoy seguro de que eso nos dio tranquilidad para lo que fue después el partido. Encaramos el partido de otra manera”, sentenció el autor del gol del Pincha en Inglaterra.
Oscar Malbernat: “Además, el Manchester no era un equipo terrible, y en ninguno de los partidos demostró ser más que Estudiantes. Es cierto que había que jugar allá, pero siempre tuvimos confianza”.
“Yo también me acuerdo la anécdota que conté hace unos días sobre el minuto final. Los defensores estábamos de espaldas a la mitad de la cancha, no se veía bien, y el último pelotazo termina dentro del arco. Yo pensé que era el segundo gol de ellos, me di vuelta y estaban todos festejando en el medio, Poletti levantaba las manos, y ahí me di cuenta de que el final había sido antes de ese remate que los ingleses gritaron como gol”, recordó “Cacho”.
Cada momento de la historia tiene su particularidad. Ganar una copa intercontinental es importante en cualquier época, pero también cada década marcó una realidad distinta del fútbol y de la economía que moviliza hoy a este deporte.
Juan Ramón Verón: “¿Hacer plata? No apenas algún sponsor, unas camisetas, unos botines. Pero lo más importante es que conseguimos esto para Estudiantes. Conseguimos que 40 años después lo estemos recordando y que para cada fecha de estas nos hagan notas y nos pregunten mil veces qué pasó aquel día. Ese fue el premio más grande que conseguimos”.
Oscar Malbernat: “En esa época no había los medios de hoy, el fútbol no movía lo que movía hoy. Se jugaba por otras cosas. Es verdad que hoy un campeón como aquel Estudiantes movería millones de dólares. Pero era otra época muy distinta. Y nos tocó, por suerte vivir en esa época y conseguir ese logro”.
Para toda la vida
Hoy los hijos de los hijos de los hijos hablan de aquel 16 de octubre de 1968. Algunos saben en detalle lo que ocurrió en el partido de ida en la cancha de Boca, y lo que fue la previa de esa revancha en Manchester donde Estudiantes defendía la ventaja en medio de un clima de hostilidad. Pero aquellos que no conocen más que los datos estadísticos tienen la certeza de que un día de hace cuatro décadas el club que hoy es el de sus amores, consiguió el mayor logro que un equipo de fútbol puede conseguir.
-¿Toman dimensión de lo que consiguieron o necesitan que se lo digan a cada rato los hinchas para refrescar el valor de ese título?
Juan Verón: “La mayor satisfacción es que hoy Estudiantes sea lo que es. Que haya una concentración y un lugar de entrenamiento que ni el Real Madrid tiene. Esa es para mí la mayor satisfacción. Y eso se empezó a construirse hace muchos años. Aquel campeonato fue el camino que desemboca en lo que es hoy la institución”.
Oscar Malbernat: “La dimensión la tomamos nosotros, la tomó la gente, y con el tiempo, aunque costó un poco, también los medios. Yo creo que ese equipo se empezó a respetar con el tiempo. Me acuerdo que los rivales nos decían qué equipo tienen. Pero todos nos daban con un caño. Lo que pasa es que había buenos equipos, pero ninguno con tanta continuidad como tuvo ese equipo de Zubeldía.”
La palabra cábala siempre está a la orden del día en el fútbol, pero la “Bruja” prefiere hablar de costumbres, no de cábalas.
Juan Verón: “No podíamos cambiar la camiseta, porque no había más que ese juego. Así que mirá si cambiaron las cosas. En la final jugamos con esa blanca que tiene las dos rayas a los costados, y esa había que cuidarla, porque después la teníamos que seguir usando en la gira”.
Oscar Malbernat: “Esto es valioso para los que hoy estamos y también para los que ya no están y que fueron responsables. Hoy es por los 40 años, dentro de cinco será por los 45 y así con el pasar de los años. Es algo para siempre, y para Estudiantes
La noche del 16 de octubre de 1968 cambió la historia de Estudiantes para siempre. Y también del fútbol argentino. Ante 60 mil ingleses, y con todos los pronósticos en contra, el equipo de Osvaldo Zubeldía se plantó con valentía y coraje en el estadio Old Trafford y se coronó campeón Intercontinental.
El Pincha defendió con uñas y dientes la ventaja que había conseguido 21 días antes en la Bombonera, en el partido de ida. Jugó como un auténtico campeón, con autoridad y atrevimiento, y logró una hazaña jamás igualada: festejar en territorio inglés.
Aquel 25 de septiembre, Estudiantes ganó por 1 a 0, y sacó pasaje a la gloria. A los 28 minutos del primer tiempo Marcos Conigliaro saltó más alto que todos y convirtió de cabeza el gol del triunfo sobre el Manchester United, y que a la postre resultaría decisivo para conquistar el torneo de clubes más importante del mundo.
En Inglaterra el conjunto albirrojo jugó con el corazón caliente y la mente fría. Y a los 7 minutos Juan Ramón Verón consiguió el gol que cuarenta años después sigue siendo una leyenda. Fue un centro cruzado desde la izquierda y la Bruja cabeceó con los ojos bien abiertos, por el segundo palo, para poner la pelota lejos del alcance del inglés Stepney.
La tranquilidad y el aplomo de Estudiantes dejó en evidencia la desesperación del Manchester, que pese a contar con varios integrantes de la Selección inglesa campeona del mundo del ‘66, sólo pudo quebrar el arco del Flaco Poletti a los 44 minutos del segundo tiempo y con un gol en posición adelantada.
Poletti se atajó todo, Malbernat corrió y metió, Aguirre Suárez fue guapo en rodeo ajeno, Madero demostró toda su clase, Medina no le dio un metro de ventaja a George Best, Bilardo puso toda su inteligencia al servicio del equipo, Pachamé trabajó y ordenó, Togneri fue tesón y garra, Ribaudo movilidad y despliegue, Conigliaro pura fuerza y voluntad. Y Verón convirtió el gol más importante de su carrera. Y de la vida de Estudiantes.
Cuando el yugoslavo Zacevic marcó el final, los héros de Old Trafford corrieron y se abrazaron, aunque pocos entendieron entonces que semejante logro deportivo los convertiría en ídolos eternos.
La vuelta olímpica duró pocos minutos. Desde las tribunas del estadio tiraban de todo, especialmente monedazos. En La Plata las calles se inundaban de hinchas festejando la hazaña. En Manchester un grupo de valientes había escrito la página más gloriosa de la historia del club.
Héroes para toda la vida
A 40 años de hazaña conseguida por Estudiantes en Old Trafford, Juan Ramón Verón y Oscar “Cacho” Malbernat escribieron su nombre en la página de los consagrados.
El tiempo, en lugar de esfumar recuerdos parece reavivarlos a cada instante. Al menos eso ocurre año a año con esta fecha tan especial e importante de la historia de Estudiantes.
Cada vez parecen surgir nuevas anécdotas, el inicio de la charla para recordar el gigantesco logro de Estudiantes en Inglaterra siempre es disparador de una historia que puede variar en algún matiz, pero que el eje es siempre el mismo: la consagración del Pincha en el mundo.
Pueden Madero, Poletti, el Bocha Flores o Bilardo aportar lo suyo. También Pachamé o Conigliaro contarían su propia historia, pero como tantas otras veces, El Clásico compartió el encuentro de dos viejos amigos que hoy se encuentran día a día en su casa, en Estudiantes, en el country, en la sede, en cada uno de esos rincones que pisaron e hicieron suyos durante años.
Juan Ramón Verón, hoy directivo, y Oscar “Cacho” Malbernat trabajando para el crecimiento de un club que los tiene y los tendrá como héroes para toda la vida.
“Otra vez nosotros”, rompió el hielo el padre de la “Brujita”, en referencia al encuentro con el capitán de aquel equipo que comandaba Don Osvaldo Zubeldía. “Y qué querés, si somos los que mejor estamos”, retrucó con una sonrisa Malbernat.
Al ser consultados sobre el más fiel recuerdo que tienen de aquella noche de Manchester, cada uno tiene su particular visión.
Juan Ramón Verón: “No hay un recuerdo en particular, y a la vez hay un montón. Lo que fue la llegada al país, y mucho más lo que fue la llegada a la ciudad. Pero si me preguntás del partido en sí no tengo ninguna imagen en especial. Sí lo que nos esperó acá, de eso me acuerdo todo”.
Oscar Malbernat: “Yo me acuerdo que terminó el partido, que tuve que esquivar algunas monedas que nos tiraban los ingleses, y que de repente estabamos todos nosotros, solos, festejando dentro de un vestuario. Porque la Copa nos la dieron en el vestuario, nada de levantarla en el medio de la cancha y dar la vuelta olímpica allá. Eso se me viene a la mente, y también como dice Juan todo lo que fue la llegada acá”.
Parece que la cuestión de la soledad de ese plantel en Old Trafford no pasó desapercibida, porque está en cada uno de los relatos.
Oscar Malbernat: “Es que cuando decíamos solos es porque estábamos solos. Sin periodistas, sin más gente que la que acompañaba la delegación. Por eso yo digo que allá en Inglaterra no teníamos dimensión de lo que logramos, y que sí supimos lo que conseguimos cuando llegamos al país”.
Interrumpió Verón y dijo: “Pero viste que con el pasar de los años parece que todos estuvieron allá, porque uno te dice, que esto fue así o esto fue de otra manera por los comentarios. Pero nosotros sabemos quiénes estaban”.
Oscar Malbernat: “Cuando salimos de la cancha, llegamos a donde nos alojábamos que era a 20 kilómetros de Manchester, y nadie hablaba del partido, y como que pasó desapercibido. Después en Italia sí ya comenzamos a sentir comentarios, y desde acá nos contaban lo que estaba pasando en las calles de la ciudad. Después lo comprobamos nosotros. Fue una locura”.
Y respecto al recuerdo que tienen de Zubeldía, gran laboratorista de semejante logro, cada uno tiene su reflexión, pero siempre muy coincidente sobre la obsesión por el trabajo del técnico.
Juan Ramón Verón: “Me acuerdo que Don Osvaldo no te dejaba festejar, ni te dejaba relajarte. A nosotros nos ofrecían pasar por todos los programas, y él decía que por favor no nos inviten porque ya teníamos que estar pensando en lo que iba a venir, que era la competencia que estábamos jugando”.
“Zubeldía era eso. Una persona que no disfrutaba casi de los éxitos porque terminaba un partido o un campeonato y ya estaba pensando en mejorar lo que se había hecho. A cada uno de nosotros nos dejó enseñanzas para la vida, pero no sólo la deportiva. La vida”, remarcó “Cacho”.
Comentaban que no se acordaban mucho del partido con Manchester, y que son otras las imágenes que les viene a la cabeza. ¿Pero qué sentían en aquel momento de cada uno de los choques con Manchester?
Juan Ramón Verón: “Creo que siempre tuvimos el convencimiento de que podíamos quedarnos con la Copa. En Inglaterra estaban contentos con el resultado de acá, pero el grupo se sentía seguro de lo que se había logrado en La Bombonera. Después ayudó el gol rápido de allá, porque estoy seguro de que eso nos dio tranquilidad para lo que fue después el partido. Encaramos el partido de otra manera”, sentenció el autor del gol del Pincha en Inglaterra.
Oscar Malbernat: “Además, el Manchester no era un equipo terrible, y en ninguno de los partidos demostró ser más que Estudiantes. Es cierto que había que jugar allá, pero siempre tuvimos confianza”.
“Yo también me acuerdo la anécdota que conté hace unos días sobre el minuto final. Los defensores estábamos de espaldas a la mitad de la cancha, no se veía bien, y el último pelotazo termina dentro del arco. Yo pensé que era el segundo gol de ellos, me di vuelta y estaban todos festejando en el medio, Poletti levantaba las manos, y ahí me di cuenta de que el final había sido antes de ese remate que los ingleses gritaron como gol”, recordó “Cacho”.
Cada momento de la historia tiene su particularidad. Ganar una copa intercontinental es importante en cualquier época, pero también cada década marcó una realidad distinta del fútbol y de la economía que moviliza hoy a este deporte.
Juan Ramón Verón: “¿Hacer plata? No apenas algún sponsor, unas camisetas, unos botines. Pero lo más importante es que conseguimos esto para Estudiantes. Conseguimos que 40 años después lo estemos recordando y que para cada fecha de estas nos hagan notas y nos pregunten mil veces qué pasó aquel día. Ese fue el premio más grande que conseguimos”.
Oscar Malbernat: “En esa época no había los medios de hoy, el fútbol no movía lo que movía hoy. Se jugaba por otras cosas. Es verdad que hoy un campeón como aquel Estudiantes movería millones de dólares. Pero era otra época muy distinta. Y nos tocó, por suerte vivir en esa época y conseguir ese logro”.
Para toda la vida
Hoy los hijos de los hijos de los hijos hablan de aquel 16 de octubre de 1968. Algunos saben en detalle lo que ocurrió en el partido de ida en la cancha de Boca, y lo que fue la previa de esa revancha en Manchester donde Estudiantes defendía la ventaja en medio de un clima de hostilidad. Pero aquellos que no conocen más que los datos estadísticos tienen la certeza de que un día de hace cuatro décadas el club que hoy es el de sus amores, consiguió el mayor logro que un equipo de fútbol puede conseguir.
-¿Toman dimensión de lo que consiguieron o necesitan que se lo digan a cada rato los hinchas para refrescar el valor de ese título?
Juan Verón: “La mayor satisfacción es que hoy Estudiantes sea lo que es. Que haya una concentración y un lugar de entrenamiento que ni el Real Madrid tiene. Esa es para mí la mayor satisfacción. Y eso se empezó a construirse hace muchos años. Aquel campeonato fue el camino que desemboca en lo que es hoy la institución”.
Oscar Malbernat: “La dimensión la tomamos nosotros, la tomó la gente, y con el tiempo, aunque costó un poco, también los medios. Yo creo que ese equipo se empezó a respetar con el tiempo. Me acuerdo que los rivales nos decían qué equipo tienen. Pero todos nos daban con un caño. Lo que pasa es que había buenos equipos, pero ninguno con tanta continuidad como tuvo ese equipo de Zubeldía.”
La palabra cábala siempre está a la orden del día en el fútbol, pero la “Bruja” prefiere hablar de costumbres, no de cábalas.
Juan Verón: “No podíamos cambiar la camiseta, porque no había más que ese juego. Así que mirá si cambiaron las cosas. En la final jugamos con esa blanca que tiene las dos rayas a los costados, y esa había que cuidarla, porque después la teníamos que seguir usando en la gira”.
Oscar Malbernat: “Esto es valioso para los que hoy estamos y también para los que ya no están y que fueron responsables. Hoy es por los 40 años, dentro de cinco será por los 45 y así con el pasar de los años. Es algo para siempre, y para Estudiantes
Fuente Diario Hoy
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