Los dos equipos coincidieron: el árbitro fue el peor de la cancha. Los líneas también lo ayudaron.
Es generalizado el concepto de que Alejandro Sabino es el peor árbitro del fútbol argentino. Ayer se esmeró en confirmar esa opinión. No se le recuerda una decisión importante correctamente cobrada.
Sabino tuvo incidencia en el resultado, pues de una falta inexistente de Desábato sobre Bogado nació el gol del empate (distracción de la defensa también). Antes de eso había dejado que a Verón lo sacaran con mala fe de la cancha y sin mostrar una tarjeta. Por el contrario, amonestó insólitamente a Desábato (junto a Pavlovich) a instancias de un línea fuera de lugar, y a Díaz, también por indicación de ese asistente.
El árbitro fue responsable directo de que el segundo tiempo se desvirtuara. Acaso en la jugada del remate de Pavlovich, en la que la pelota ingresó, cometió el error más excusable, pues no tenía una posición idónea para determinarlo. Faltas que fueron y no sancionó; faltas que no fueron y sancionó; tarjetas por sorteo… En definitiva, no existen calificativos negativos que hagan justicia con su actuación.
Sabino tuvo incidencia en el resultado, pues de una falta inexistente de Desábato sobre Bogado nació el gol del empate (distracción de la defensa también). Antes de eso había dejado que a Verón lo sacaran con mala fe de la cancha y sin mostrar una tarjeta. Por el contrario, amonestó insólitamente a Desábato (junto a Pavlovich) a instancias de un línea fuera de lugar, y a Díaz, también por indicación de ese asistente.
El árbitro fue responsable directo de que el segundo tiempo se desvirtuara. Acaso en la jugada del remate de Pavlovich, en la que la pelota ingresó, cometió el error más excusable, pues no tenía una posición idónea para determinarlo. Faltas que fueron y no sancionó; faltas que no fueron y sancionó; tarjetas por sorteo… En definitiva, no existen calificativos negativos que hagan justicia con su actuación.
fuente:revista animals
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