Apenas cinco minutos necesitó Estudiantes. Un suspiro; un instante. Otra gran ilusión...
El equipo de Sabella tenía que ganar, y ganó. Asumió el compromiso con la prestancia de aquel que se sabe dueño de su propio destino. Corrió, metió, y sacó provecho de un rival tibio y apagado, que venía perdido desde que salió de Capital Federal.
Los más de 150 kilómetros recorridos (tal vez el viaje más largo que puede hacerse para llegar a La Plata), se notaron en las piernas de los jugadores. Todo el descanso previo al partido se terminó diluyendo en las dos horas que duró el traslado hacia nuestra ciudad.
Los piquetes criollos, toda una novedad para los jugadores visitantes, terminaron jugando a favor de Estudiantes, que se desquitó del 0-3 de Belo Horizonte.
El Pincha aceleró desde un primer momento, logrando una rápida y lapidaria ventaja. El resto, claro, fue cosa juzgada.
Con un libreto conocido pero eficaz, concretó su negocio sobre la base de la entrega y el sacrificio. Salió a presionar en todos los sectores de la cancha y fue contundente a la hora de terminar las jugadas.
La definición de Verón cuando apenas se habían jugado cinco minutos, fue un preludio de lo que vendría. Otra vez el capitán contagió a sus compañeros, y a grito pelado, empujó a Cruzeiro a su propio arco.
De esta manera, no sorprendió ver a la Gata Fernández, que jugó como un León al acecho de su presa, rememorando viejas conquistas. Esta vez, con una exquisita definición de sobrepique en espacio reducido, el rubio atacante terminó de espantar a los fantasmas, y sepultó las aspiraciones del equipo brasileño.
De igual manera, Cruzeiro demostró que no en vano es el puntero del grupo cinco de la Copa. En más de una oportunidad se las ingenió para llevar peligro al arco de Andújar, que nuevamente fue el propulsor de una seguridad garantizada.
En contrapartida a lo que había ocurrido en el clásico contra Gimnasia, el Pincha sufrió algunas fisuras en la última línea, que encontraron a Wellintong Paulista primero, y Wagner después, desaprovechando la oportunidad de descontar ante el arquero de Estudiantes.
Sin bajar los decibeles y aguantando la arremetida del rival, Estudiantes controló el partido en el segundo tiempo, intercambiando golpe por golpe. Cruzeiro se amigó con la pelota demasiado tarde como para cambiar el destino de la noche, y se terminó durmiendo en la madrugada platense. Allí apareció Sánchez Prette con su sonrisa ganadora, que amplió la diferencia después de dos asistencias de Verón.
Ganó Estudiantes y dio un gran paso hacia la clasificación. Ahora deberá esperar el resultado de Deportivo Quito. De lo contrario, viajará a Bolivia con la tranquilidad de saber que tiene el pasaporte en el bolsillo.
Por Juan Pablo Ferrari
“Demostramos que somos un gran equipo”
Juan Sebastián Verón,. capitán y figura de Estudiantes, se refirió esta madrugada al desenlace que tuvo el partido ante Cruzeiro, que dejó muy bien posicionado al equipo en la Copa Libertadores de América.
“Esto vale mucho. Teníamos que ganar para mantener las expectativas de clasificar”, empezó diciendo Verón. “Demostramos que somos y tenemos un gran equipo. No estamos clasificados pero estamos bien”, continuó efusivo.
Gastón Fernández, por su lado, admitió que estaba esperando el momento para volver a festejar un gol. “Hacía mucho que no convertía. Nosotros siempre creemos en lo que podemos hacer”, señaló entusiasmado el atacante. “Hay que seguir trabajando para encontrar un mejor nivel”, sugirió en equilibrado final.
El DT habló de una final y los hinchas respondieron de manera espectacular. Una multitud para empujar al equipo y revivir el festejado gol de Sánchez Prette en el derby
Que el público de Estudiantes vive de otra manera los partidos de copa ya no quedan dudas. Eso quedó bien en claro anoche en el estadio Ciudad, con más de 25 mil hinchas dándole el apoyo a los dirigidos por Alejandro Sabella en un partido trascendental.
El duelo con los brasileños, la necesidad de sumar un triunfo y la ausencia de Juan Pablo Sorín fueron los temas preferidos por los espectadores del Pincha, que hicieron de la cancha una verdadera caldera.
Además, como era de esperar, los hinchas se acordaron del empate sobre el final ante Gimnasia. En ese sentido, al comienzo del match copero aplaudieron a sus ídolos (Verón, Calderón, Braña y Desábato) y adoptaron uno nuevo: Cristian Sánchez Prette, el responsable de la alegría del domingo pasado.
Con todos estos condimentos, el partido fue todavía más picante y cumplió con las expectativas previas, al margen de que la visita llegó sin sus dos principales figuras. Se vivió como una verdadera final y la gente respondió desde el comienzo, con un aliento permanente a pesar del resultado.
Llegada complicada
Desde temprano, los accesos al estadio fueron muy transitados. A pesar de que el juego comenzó cerca de las 10 y algunos pensaron que el arribo del público iba a ser paulatino.
Nada que ver, la mayoría llegó media hora antes y provocó, como de costumbre, un embotellamiento en las zonas aledañas. Además, claro, los ingresos por rampas fueron más que concurridos, provocando cierta molestia de los hinchas, que a esa altura ni se imaginaban que el partido iba a postergar tanto su inicio
El último gran héroe
Nacen nuevas ilusiones. No sólo por el gran paso que se dio hacia la clasificación, sino también porque la mística copera está intacta. Ocho goles en los últimos dos partidos de Copa y una buena diferencia ante un eventual empate. Cristian Sánchez Prette, el último gran héroe, nos volvió a dar alegrías. Otra vez saltando desde el banco nos hizo saltar de la silla. Como en el clásico (¡hasta en el mismo arco!), volvió a gritar. Y suma mucho desde el banco. Bienvenido el gran partido de la Gata. Jugó su mejor encuentro con la camiseta del Pincha y justificó (no sólo por la asistencia y la joyita del gol, sino también por el esfuerzo) la ovación y los aplausos que partido a partido le da la a gente. Mención aparte para Verón, que incluso en una pierna sigue demostrando. Y aplausos y más aplausos para el Chapu Braña que se volvió a comer la cancha. Había sido el mejor en el clásico del domingo y ayer repitió. Así, sí.
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