De la euforia de pelear por un campeonato a la actualidad de ocupar el último lugar en la tabla de posiciones del torneo Apertura. ¿Qué le pasó a Estudiantes para brindar la actual imagen.
La misma pregunta se hacen los hinchas, que no pueden soportar que la estructura cuasi perfecta de cristal se haya transformado en lo de hoy, o sea, lo que se ve partido a partido, casi como un martirio más que como un disfrute.
¿Por qué la dirigencia sufre con esta actualidad? Porque nadie pensaba que, a días de una probable elección, el panorama podía ser tan extraño y lamentable.
Y como en todo momento de fuertes tormentas, las miserias salen a flote, y los errores de una “mala ingeniería hidráulica” desnuda que no se tomaron las precauciones necesarias para evitar la inundación.
El ambiente institucional no se pone picante porque para fortuna de la actual administración no hay oposición con fuerza, ni referencial en la entidad de calle 53.
Si Alegre, que se fue porque entendió que se estaban haciendo mal las cosas, prefiere instalarse en la AFA para viajar por el mundo con la Selección, entonces hay que hacer un doble análisis: 1) o no estaban tan mal las cosas cuando decidió arrastrar con él a siete directivos más en una especie de golpe de estado o 2) la otra opción es que no es tanto el amor por Estudiantes como sí por el poder que da estar en el edificio de la calle Viamonte.
La realidad marcaría otra cuestión que ya no es un secreto y que todos en el Pincha manejan.
Alegre conoce los puntos débiles de Abadie, tanto como el actual presidente conoce los del renunciante.
En su momento, impulsado por un medio periodístico de la ciudad se hizo lo que se quería en el club. Y los silencios de todos estos meses esconden muchas más cosas que lo que pueden imaginar los socios.
Se amenazan permanentemente con hablar, pero no hablan. Buscan a los periodistas amigos para que publiquen cosas del otro, pero sin brindar el detalle de la irregularidad y simplemente contar las cosas como si fuese un simple chusmerío.
El pez gordo no está en el sillón de Estudiantes, o en la preocupación a futuro que pueda causar tener que hacer un estadio y afrontar una economía que puede dejar de ser floreciente. Esta es la verdadera razón por la que se fueron los que se fueron, y también por la que se quieren ir los que se quieren ir.
Abadie, Malaspina y su gente dan una plegaria al cielo en agradecimiento por haber clasificado para la siguiente fase de la Copa Sudamericana, porque la situación iba a pasar de gris a negro intenso.
¿Qué responsabilidad cabe a las autoridades en toda esta historia? No son responsables de que Andújar dé rebote para que se produzca un gol de un equipo rival, pero sí de no prever que un arquero tan importante para el equipo haya vivido en los últimos 60 días en medio de comentarios y especulaciones sobre su salida de la institución.
Si hasta hace cinco días hablaban de llamados del representante del arquero con chances de un país y de otro. Actitud equivocada. Se debía poner una fecha límite, de común acuerdo y firmada, para no estar en la cuarta fecha del torneo con una opción para que el jugador se vaya o se quede.
Este puede ser uno de los granitos de arena que conformaron este médano que genera malestar entre los socios y los hinchas albirrojos.
Y no todo pasa por lo futbolístico. Cuestiones económicas e institucionales que están en el ojo de la tormenta a días de la Asamblea no hicieron ruido meses atrás por los resultados deportivos.
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