Un tiempo de pesadilla y una derrota que preocupa

Estudiantes volvió a jugar mal y perdió en Sarandí. En la etapa inicial fue un equipo sin rumbo ni respuestas anímicas. Arsenal se fue al descanso tres goles arriba y después reguló. En el complemento, el Pincha apeló a la vergüenza deportiva pero las expulsiones de Alayes y Galván lo sentenciaron

Eudiantes no encuentra su itendidad. En esta lucha anímica y física contra la doble competencia perdió el rumbo. Y cayó en Sarandí jugando muy mal y dejando una imagen preocupante. Astrada no le encuentra la vuelta a un equipo que otra vez no tuvo juego, pero que esta vez padeció una pasividad alarmante y cometió groseros errores defensivos. Arsenal lo aprovechó.La historia comenzó muy mal para el Pincha. A los 2 minutos ya estaba abajo en el resultado. No tuvo tiempo ni siquiera de acomodarse y Andújar la tuvo que ir a buscar adentro. Mosquera la metió de cabeza en el primer palo tras un tiro de esquina. Para Estudiantes fue un golpe del cual no se levantó. Arsenal le manejó el desarrollo del partido y tuvo la actitud para presionar y jugar lejos de su campo. Nada de eso pasó con los dirigidos por Astrada, que deambularon por la cancha sin brújula. Y sin la Bruja, claro, que cada vez se extraña más.Así no resultó nada extraño que a los 23 minutos llegara el segundo gol del equipo de Sarandí. Leguizamón metió un tiro libre envenenado en el área y la pelota entró sola después de picar. Nadie la tocó. Andújar cayó en la trampa y la vio muy tarde. ¿Y Estudiantes? Nada de nada. Siguió como un equipo inexpresivo, con una apatía alarmante, y sin estrategia. No se defendió, no presionó y no atacó. Nada de nada.Arsenal entendió que el partido estaba para liquidarlo. Y no dudó. Primero se lo perdió Yacuzzi mano a mano con Andújar, pero a los 34 minutos el zurdo se tomó revancha y clavó la pelota en el ángulo con un remate de larga distancia ante una defensa que le dio todas las ventajas posibles. Y más también.El segundo tiempo no podía arrancar peor. Agustín Alayes se fue de boca a los 2 minutos y Collado le mostró la tarjeta roja. El Pincha era un manojo de impotencia y nervios, y encima se quedaba con uno menos por una protesta sin sentido.Arsenal se encontró con la goleada servida sobre la mesa. Pero reguló, bajó el ritmo, aflojó las piernas y se conformó con la diferencia. Garnero desde afuera pedía tranquilidad, y Estudiantes aprovechó para descontar con una gran definición de Enzo Pérez tras asistencia de Calderón. El ingreso de Caldera le aportó al equipo la cuota de voluntad que le faltaba al resto. A sus 38 años mostró el camino. Pero no fue suficiente. A Galván se le ocurrió decirle algo a Collado cuando el juego estaba detenido y también fue expulsado.De todas formas, el Pincha apeló a la vergüenza deportiva y el amor propio. Y hasta podría haber conseguido un gol más. Pero el final lo encontró con cara de perdedor y mucha preocupación.fuente:diariohoy

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