El quiebre de la antipática tarde sufrida por los hinchas de Estudiantes se gestó en el banco propio; en una decisión desnuda de apoyo tribunero ejecutada por el hombre que a esa altura del miércoles todavía era su director técnico.
Cuando a los veintitrés minutos del segundo tiempo, Cellay reemplazó a Gastón Fernández, Roberto Sensini, sin haber abierto su boca, desnudó un estado anímico claro, inconfundible. En ese instante del partido que su equipo ganaba sin enamorar a nadie, el conductor nos "confesó" a todos, y muy especialmente a los jugadores y técnico del rival tucumano, que sentía miedo, que se le escapaba de las manos la trama estratégica de una prueba que distaba mucho de ser la más exigente del campeonato.
Cellay, hombre de marca, de neto perfil defensivo, ingresando por Gastón Fernández, creativo, delantero, generador de situaciones de real peligro, inclusive en el juego de ayer, significó un mensaje demasiado claro, contundente de pies a cabeza.
Este buen tipo, respetuoso y tan sobrio para llegar como para irse, no tenía la capacidad de convencerse a si mismo, y por ende, menos todavía a sus dirigidos, de que el triunfo esta vez no se le iba a escapar por nada del mundo. Y así ocurrió; un Estudiantes alevosamente encogido en su dimensión futbolística, retrocedió tanto en el campo que a nadie le sorprendió el empate, tardío por cierto, conseguido por el humilde rival.
¿QUIEN ELIGE AHORA?
No vale la pena engordar los detalles analíticos de una igualdad que se le atragantó a la gente como si fuera derrota; ahora, la próxima decisión será tan "pesada" e importante que definirá el rumbo deportivo de una gestión dirigencial recién salida de la incubadora.
El entrenador que decidió, intempestivamente para muchos y sabiamente para quien escribe, decir "hasta acá llegó mi esfuerzo", aterrizó en el Country de City Bell con el apoyo vital de Sebastián Verón. En el último verano, los que debían tomar decisiones le preguntaron al jugador referencial del equipo; ¿y ahora?, ¿qué harán Rubén Filipas y su más cercano grupo de colaboradores?, ¿acaso es descabellado pensar que ocurrirá lo mismo?
Los que están en el poder tienen el derecho y la obligación de ejercerlo. Definir al reemplazante de Sensini no será una tarea sencilla, pero tendrán que ejecutarla quienes se postularon para conducir a la institución. A Sensini no le hizo bien llegar a la vida dulce y seductora de Estudiantes de La Plata de la mano de uno de sus dirigidos. Le quitó legitimidad.
El próximo DT debe imponerse en la elección dirigencial por la mera prepotencia de sus capacidades. Antecedentes, idoneidad testeada y capacidad de liderazgo no serán garantes del éxito, pero, de mínima, oficiarán como guardianes de la conciencia.
ETAPA CRUCIAL
Arsenal en la Copa Sudamericana, la cita clásica muy cerca en el almanaque y el objetivo de sumar bastante para poder meterse en la próxima edición de la Libertadores de América, serán mojones de lo queda en la agenda 2008. El futuro no tiene previsto otorgarle días relajados a la flamante Comisión Directiva.
El suspenso será breve. Deberá serlo; de lo contrario, los gustos de cada sector con influencia empezarán a tallar más de lo aconsejable.
Abrumado por la presión de un cargo que, evidentemente, le quedó holgado para esta etapa inicial de su carrera como conductor, Sensini resolvió irse dejando un problema imposible de disimular.
De repente, como un rayo hiriente, la incertidumbre copó la escena albirroja dejando peores secuelas que el error de Andújar en el alarido norteño.
Cuando a los veintitrés minutos del segundo tiempo, Cellay reemplazó a Gastón Fernández, Roberto Sensini, sin haber abierto su boca, desnudó un estado anímico claro, inconfundible. En ese instante del partido que su equipo ganaba sin enamorar a nadie, el conductor nos "confesó" a todos, y muy especialmente a los jugadores y técnico del rival tucumano, que sentía miedo, que se le escapaba de las manos la trama estratégica de una prueba que distaba mucho de ser la más exigente del campeonato.
Cellay, hombre de marca, de neto perfil defensivo, ingresando por Gastón Fernández, creativo, delantero, generador de situaciones de real peligro, inclusive en el juego de ayer, significó un mensaje demasiado claro, contundente de pies a cabeza.
Este buen tipo, respetuoso y tan sobrio para llegar como para irse, no tenía la capacidad de convencerse a si mismo, y por ende, menos todavía a sus dirigidos, de que el triunfo esta vez no se le iba a escapar por nada del mundo. Y así ocurrió; un Estudiantes alevosamente encogido en su dimensión futbolística, retrocedió tanto en el campo que a nadie le sorprendió el empate, tardío por cierto, conseguido por el humilde rival.
¿QUIEN ELIGE AHORA?
No vale la pena engordar los detalles analíticos de una igualdad que se le atragantó a la gente como si fuera derrota; ahora, la próxima decisión será tan "pesada" e importante que definirá el rumbo deportivo de una gestión dirigencial recién salida de la incubadora.
El entrenador que decidió, intempestivamente para muchos y sabiamente para quien escribe, decir "hasta acá llegó mi esfuerzo", aterrizó en el Country de City Bell con el apoyo vital de Sebastián Verón. En el último verano, los que debían tomar decisiones le preguntaron al jugador referencial del equipo; ¿y ahora?, ¿qué harán Rubén Filipas y su más cercano grupo de colaboradores?, ¿acaso es descabellado pensar que ocurrirá lo mismo?
Los que están en el poder tienen el derecho y la obligación de ejercerlo. Definir al reemplazante de Sensini no será una tarea sencilla, pero tendrán que ejecutarla quienes se postularon para conducir a la institución. A Sensini no le hizo bien llegar a la vida dulce y seductora de Estudiantes de La Plata de la mano de uno de sus dirigidos. Le quitó legitimidad.
El próximo DT debe imponerse en la elección dirigencial por la mera prepotencia de sus capacidades. Antecedentes, idoneidad testeada y capacidad de liderazgo no serán garantes del éxito, pero, de mínima, oficiarán como guardianes de la conciencia.
ETAPA CRUCIAL
Arsenal en la Copa Sudamericana, la cita clásica muy cerca en el almanaque y el objetivo de sumar bastante para poder meterse en la próxima edición de la Libertadores de América, serán mojones de lo queda en la agenda 2008. El futuro no tiene previsto otorgarle días relajados a la flamante Comisión Directiva.
El suspenso será breve. Deberá serlo; de lo contrario, los gustos de cada sector con influencia empezarán a tallar más de lo aconsejable.
Abrumado por la presión de un cargo que, evidentemente, le quedó holgado para esta etapa inicial de su carrera como conductor, Sensini resolvió irse dejando un problema imposible de disimular.
De repente, como un rayo hiriente, la incertidumbre copó la escena albirroja dejando peores secuelas que el error de Andújar en el alarido norteño.
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